El cáncer de piel es una proliferación anormal de tejido que en este caso se da en la piel. Se clasifica principalmente en dos grandes tipos: no melanoma y melanoma.
El de tipo melanoma es maligno, tiene mal pronóstico y es el más peligroso. Afortunadamente es el menos frecuente. En cambio, el cáncer no melanoma es más frecuente y debido a que hay más evidencias clínicas está comprobado que tiene que ver con la exposición al sol.
Dentro del tipo no melanoma está el carcinoma espinocelular y en el carcinoma vasocelular, de los cuales hay que decir que según la experiencia clínica el sol tiene una alta ingerencia.
El cáncer no melanoma es el más frecuente en la piel y está directamente ligado a la exposición solar por lo que se presenta fundamentalmente en zonas expuestas.
Respecto al cáncer de piel es preciso señalar que uno de los factores de riesgo es la cantidad de sol que se haya tomado. Por lo tanto; si una persona se expone al sol desde temprana edad tiene más posibilidades de sufrir de cáncer de piel porque el efecto del sol es acumulativo.
Ahora, si se trata de una persona de piel de tipo 1 o 2, que son de piel muy clara, gente que tiene ojos y pelo claro, tienen más riesgo de presentar cáncer de piel. Al igual que aquellas que tienen antecedentes familiares.
El uso de algunos medicamentos también influye ya que hace que las personas sean más sensibles a los rayos UV. Incluso hay medicamentos comunes como algunos diuréticos que se utilizan para bajar la presión arterial que influyen.
Entonces, si hay personas que están consumiendo alguno de estos medicamentos y se exponen al sol, se queman mucho más que las que no están tomando ese medicamento. Estos son medicamentos foto-sensibilizantes, es decir, sensibilizan la piel al sol.
Los anticonceptivos tienen el mismo efecto y los antibióticos también, al igual que los derivados de las tetraciclinas. Todos esos son foto-sensibilizadores. Aunque en cuanto a los anticonceptivos, más bien inducen manchas en la piel y no presentan tanto problema de fotosensibilidad.
Aquellas personas que presentan más de 50 lunares en la piel, están más propensas a sufrir cáncer porque tienen más probabilidad de que alguno de sus lunares cambie y se vuelva maligno.
Un lunar que nunca ha tomado sol también puede derivar en cáncer, aunque no es lo habitual.
Los especialistas tenemos una especie de regla en la que hablamos del ABCD de los lunares. Cuando revisamos un lunar nos fijamos en varias cosas: en la forma (ojalá sea redonda) que tenga una pigmentación homogénea, que no mida más de 10 mm de diámetro, que no pique, que no sangre y que no tenga un crecimiento desmedido en poco tiempo.
Hay lunares que son de pigmento y color pareo, pero hay otros que son discrómicos y que tienen pigmentación más oscura con zonas más pálidas y otras más rosadas. Todos estos son indicios de que un lunar no nos gusta y a pesar de que no sea malo en el momento de la revisión, puede que en el futuro de problemas; por lo tanto, sugerimos sacar el lunar como medida preventiva.
Volviendo al tema de los cánceres no melanoma, su principal característica es que se presentan como pequeñas heridas en la piel que no cicatrizan. Aparecen como una pequeña costra que nunca se va. Generalmente las personas no le dan mucha importancia hasta que se dan cuenta de que está creciendo y consultan.
Generalmente se ubican en zonas expuestas al sol como la cara, las orejas, la parte alta del tronco (el escote).
Los rayos UV tienen varios efectos en la piel. El más evidente y común es que causa envejecimiento de la piel, produce arrugas, manchas y la aparición de tumores. Además produce cataratas.
En una primera etapa el cáncer a la piel se encuentra muy localizado en la epidermis y es lo que genéricamente llamamos un cáncer in-situ. Generalmente tiene muy buen pronóstico ya que existe la posibilidad de sacarlo entero debido a que sabemos que no ha avanzado hacia los ganglios ni a otros órganos.
En cambio, cuando pasa a la segunda capa de la piel que es la dermis, hay posibilidades de que el cáncer se haya diseminado. Por este motivo, el diagnóstico precoz es muy importante.
Comúnmente el cáncer a la piel se observa en personas de 45 años en adelante, pero con el afán de tomar sol y verse bronceado, los especialistas hemos visto todo tipo de tumores en la piel en gente joven y es eso un tema preocupante.
De ahí que las campañas de prevención están dirigidas principalmente a jóvenes y niños, de manera que aprendan a hacer del sol un amigo.
Es bueno tomar sol porque es energía, da ánimo, es importante hacer vida al aire libre, pero siempre tomando precauciones.
Respecto a los tratamientos para el cáncer a la piel, depende de la etapa en la que se encuentre. Si se diagnostica en la etapa in-situ se procede a la extirpación quirúrgica, pero si se diagnostica en una etapa más avanzada es preciso un tratamiento en los ganglios o incluso puede necesitar quimio o radioterapia.
Las principales recomendaciones que hay que tener presentes a la hora de exponerse al sol son usar gafas y sombrero, evitar la exposición a ciertas horas, etc. En cuanto a la ropa, lo ideal es usar colores claros, de trama compacta. Además de usar mangas largas y ropa de algodón.
En cuanto a los bloqueadores solares todo depende del tipo de piel. De tipo 1 o 2 se debe usar factor 30 o más y si la persona es de piel más oscura o mate debe utilizar filtros 15 o más.
El de tipo melanoma es maligno, tiene mal pronóstico y es el más peligroso. Afortunadamente es el menos frecuente. En cambio, el cáncer no melanoma es más frecuente y debido a que hay más evidencias clínicas está comprobado que tiene que ver con la exposición al sol.
Dentro del tipo no melanoma está el carcinoma espinocelular y en el carcinoma vasocelular, de los cuales hay que decir que según la experiencia clínica el sol tiene una alta ingerencia.
El cáncer no melanoma es el más frecuente en la piel y está directamente ligado a la exposición solar por lo que se presenta fundamentalmente en zonas expuestas.
Respecto al cáncer de piel es preciso señalar que uno de los factores de riesgo es la cantidad de sol que se haya tomado. Por lo tanto; si una persona se expone al sol desde temprana edad tiene más posibilidades de sufrir de cáncer de piel porque el efecto del sol es acumulativo.
Ahora, si se trata de una persona de piel de tipo 1 o 2, que son de piel muy clara, gente que tiene ojos y pelo claro, tienen más riesgo de presentar cáncer de piel. Al igual que aquellas que tienen antecedentes familiares.
El uso de algunos medicamentos también influye ya que hace que las personas sean más sensibles a los rayos UV. Incluso hay medicamentos comunes como algunos diuréticos que se utilizan para bajar la presión arterial que influyen.
Entonces, si hay personas que están consumiendo alguno de estos medicamentos y se exponen al sol, se queman mucho más que las que no están tomando ese medicamento. Estos son medicamentos foto-sensibilizantes, es decir, sensibilizan la piel al sol.
Los anticonceptivos tienen el mismo efecto y los antibióticos también, al igual que los derivados de las tetraciclinas. Todos esos son foto-sensibilizadores. Aunque en cuanto a los anticonceptivos, más bien inducen manchas en la piel y no presentan tanto problema de fotosensibilidad.
Aquellas personas que presentan más de 50 lunares en la piel, están más propensas a sufrir cáncer porque tienen más probabilidad de que alguno de sus lunares cambie y se vuelva maligno.
Un lunar que nunca ha tomado sol también puede derivar en cáncer, aunque no es lo habitual.
Los especialistas tenemos una especie de regla en la que hablamos del ABCD de los lunares. Cuando revisamos un lunar nos fijamos en varias cosas: en la forma (ojalá sea redonda) que tenga una pigmentación homogénea, que no mida más de 10 mm de diámetro, que no pique, que no sangre y que no tenga un crecimiento desmedido en poco tiempo.
Hay lunares que son de pigmento y color pareo, pero hay otros que son discrómicos y que tienen pigmentación más oscura con zonas más pálidas y otras más rosadas. Todos estos son indicios de que un lunar no nos gusta y a pesar de que no sea malo en el momento de la revisión, puede que en el futuro de problemas; por lo tanto, sugerimos sacar el lunar como medida preventiva.
Volviendo al tema de los cánceres no melanoma, su principal característica es que se presentan como pequeñas heridas en la piel que no cicatrizan. Aparecen como una pequeña costra que nunca se va. Generalmente las personas no le dan mucha importancia hasta que se dan cuenta de que está creciendo y consultan.
Generalmente se ubican en zonas expuestas al sol como la cara, las orejas, la parte alta del tronco (el escote).
Los rayos UV tienen varios efectos en la piel. El más evidente y común es que causa envejecimiento de la piel, produce arrugas, manchas y la aparición de tumores. Además produce cataratas.
En una primera etapa el cáncer a la piel se encuentra muy localizado en la epidermis y es lo que genéricamente llamamos un cáncer in-situ. Generalmente tiene muy buen pronóstico ya que existe la posibilidad de sacarlo entero debido a que sabemos que no ha avanzado hacia los ganglios ni a otros órganos.
En cambio, cuando pasa a la segunda capa de la piel que es la dermis, hay posibilidades de que el cáncer se haya diseminado. Por este motivo, el diagnóstico precoz es muy importante.
Comúnmente el cáncer a la piel se observa en personas de 45 años en adelante, pero con el afán de tomar sol y verse bronceado, los especialistas hemos visto todo tipo de tumores en la piel en gente joven y es eso un tema preocupante.
De ahí que las campañas de prevención están dirigidas principalmente a jóvenes y niños, de manera que aprendan a hacer del sol un amigo.
Es bueno tomar sol porque es energía, da ánimo, es importante hacer vida al aire libre, pero siempre tomando precauciones.
Respecto a los tratamientos para el cáncer a la piel, depende de la etapa en la que se encuentre. Si se diagnostica en la etapa in-situ se procede a la extirpación quirúrgica, pero si se diagnostica en una etapa más avanzada es preciso un tratamiento en los ganglios o incluso puede necesitar quimio o radioterapia.
Las principales recomendaciones que hay que tener presentes a la hora de exponerse al sol son usar gafas y sombrero, evitar la exposición a ciertas horas, etc. En cuanto a la ropa, lo ideal es usar colores claros, de trama compacta. Además de usar mangas largas y ropa de algodón.
En cuanto a los bloqueadores solares todo depende del tipo de piel. De tipo 1 o 2 se debe usar factor 30 o más y si la persona es de piel más oscura o mate debe utilizar filtros 15 o más.
En la siguiente tabla comparativa podemos observar y conocer las características de los melanomas:
Artículo escrito por la Dra. Orietta Pérez, Presidenta de la Sociedad Chilena de Dermatología