Feliz Día Abuelitos!

   
“Nadie puede hacer por los niños lo que hacen los abuelos:
Salpican una especie de polvo de estrellas sobre sus vidas”
Alex Haley.


Abuelo


Cartas de la abuela
De todos los "estados civiles" que me ha tocado representar en la vida, el que más me ha tomado de sorpresa es el de abuela. Cuando era una niña me veía de novia, de esposa, de amante, de divorciada, de "arrejuntada", y hasta varias veces casada. Igualmente me percibía como la tía de mis sobrinos, la cuñada de mis cuñados e, incluso, como una suegra siempre solidaria hacia mis yernos y nueras. Pero, ¿verme como abuela?, ¿como grandmother?, ¿como grand-mère? ¡¡¡Jamás!!!  Tener nietos me parecía una eventualidad tan, pero tan lejana y abstracta que prefería no pensar en ello.

Cuando mis hijos empezaron a casarse, estaba más preocupada por ser esa suegra idealizada años atrás que por saber si pronto sería abuela. La sola palabra me provocaba un extraño malestar. Cuando una de mis amigas me preguntaba: "¿Ya eres abuela?", se me formaba un rictus en la boca y sentía como una mordida en el estómago. "¿Por qué me preguntas eso?", inquiría con una voz aparentemente amable, cuando, en realidad, lo que quería reprocharle era: "¿Qué ya me ves muy vieja, o quéééé?" Claro, porque ser abuela para mi significaba, o bien asemejarse a la Sara García que sale retratada en el paquete del chocolate Abuelita o convertirme en la viejita de las canciones de Cri-Cri: "Toma el llavero, abuelita, y enséñame tu ropero...". O bien, "Di por qué, dime, abuelita... Di por qué no tienes dientes...".

Yo no tenía idea de lo que significaba ser abuela...

Guadalupe Loaeza